Recompensas y amenazas. Neuroliderazgo II

Nuestro cerebro está diseñado y programado para asegurarnos la supervivencia por encima de todo. Esto hace que cualquier información que llegue a él a través de nuestros sentidos, sea evaluada como pro o contra supervivencia, recompensas y amenazas. Nuestros actos, aunque no seamos conscientes de ello, están siendo un reflejo de esta programación.

Conocer más sobre ellos, nos ayuda a poder entenderlos y atenderlos, cambiarlos de forma consciente por otros más útiles cuando son desproporcionados o simplemente cuando no son los deseados.

Recompensas y amenazas

Cuando la información llega a través de nuestros sentidos al cerebro, ésta se procesa por la vía rápida. De forma muy simplificada, podemos decir que mediante esta vía rápida, nuestro cerebro decide si es bueno para nuestra supervivencia o no, recompensa o amenaza.

Si el sistema instintivo emocional evalúa un estímulo como una posible recompensa a favor de la supervivencia (por ejemplo una sonrisa), activará una conducta de acercamiento. Una cara de tensión o enfado, actuará como una alerta produciendo alejamiento, huida o incluso lucha.

Este sistema de evaluación y cognición rápida, es muy bueno para resolver los problemas del mundo natural en el cual se fue creando nuestro cerebro hace cientos de miles de años. Entonces, los peligros eran continuos y las amenazas reales para la vida. Sin embargo, nuestro cerebro instintivo emocional no es tan efectivo para resolver las complicaciones que se presentan en el mundo moderno actual donde los peligros no suelen de muerte inminente.

Neurofusiones

Cada vez que experimentemos dolor o placer, nuestro cerebro emocional buscará la causa que lo ha producido y lo registrará en la memoria para facilitar nuestras decisiones en el futuro, creando Neurofusiones.

Las neurofusiones son conexiones físicas entre las neuronas de nuestro cerebro. Estos enlaces nunca son fijos o indelebles, excepto los relacionados con dolores o placeres muy intensos. Recordaremos intensamente, cuando nuestr@ jefe-a o nuestr@ cliente, nos felicitó por un trabajo en el que habíamos puesto tanto esfuerzo o cuando nos dejó en ridículo en aquella reunión delante de todo el mundo. Eso, nos puede llevar a que nos pongamos especialmente nerviosos cada vez que tengamos una reunión, incluso sin saber porqué ni asociarlo conscientemente. Este mecanismo, es automático.

Sistema de recompensas

En este sistema de recompensas, están implicados partes de nuestro cerebro como son el tálamo y el núcleo de accumbens como principales. El tálamo permite integrar todas la información que llega por cada uno de nuestros sentidos, enlazando toda la información sensorial.

Al núcleo de accumbens, que forma parte del cerebelo, se le atribuye una función importante en el placer, incluyendo la risa y la recompensa, así como el miedo, la agresión, la adicción y el efecto placebo, por lo que se encuentra implicado en el circuito de premio-recompensa.

Cuando se activa la fuerza placer, debemos hacer lo posible para alcanzar algo que lo favorezca como puede ser:

Deseo y anticipación

Terminar algún tema pendiente, sentirte parte de un grupo y/o comprometido con la empresa, con deseos de superarse, imaginar que estarás más tranquilo cuando te pongas al día con el trabajo, o cuando se reconoce tu buen trabajo. Ahora podemos entender mejor, porqué si nuestro trabajo o nosotros no somos valorados adecuadamente, nos sentimos frustrados y desmotivados, con menor compromiso.

Motivación y entusiasmo

Para nuestros antepasados, cazar animales salvajes, no debía ser algo fácil. Probablemente, muchas veces volverían sin nada en las manos. En nuestro mundo moderno en el trabajo, es fundamental que las personas abordemos cada día sintiéndonos capaces de abordar retos, desafíos, porque nos los vamos a encontrar. Necesitamos motivación intrínseca y extrínseca. Somos responsables de nuestra propia motivación y también necesitamos refuerzos positivos que generen neurofusiones. Está más que probado que la recompensa monetaria, es importante pero por sí sola no alcanza. El reconocimiento social, sentirse parte de un equipo, de una organización, o disponer de cierta autonomía y que nuestra visión y opiniones sean escuchadas y respetadas, son tan o más importantes que el dinero.

Ataque o lucha

Se presenta cuando algo o alguien se interpone ante la posible recompensa. La fuerza dolor se activa para luchar contra lo que se opone a alcanzarla. Esto puede ser por ejemplo cuando alguien no acepta una idea o cambio que otro supone muy buena.

Imagen relacionada
Nuestros mamuts son otros hoy en día, e igualmente necesitamos un pensamiento y entorno positivo sintiéndonos capaces de «cazarlos»

Sistema de alarma

Cuando el sistema de alarma de peligro, se pone en marcha pueden surgir varias respuestas

  • Inmovilidad o quietud: cuando alguien se queda paralizado en el momento en que se necesita que actúe. Cuando el depredador es una tarea o jefe que se percibe como peligrosa o que está por encima de nuestras capacidades.
  • Huida o evitación: útil para preservar nuestra integridad física (o mental). La persona trata de escapar de una situación, tarea, conversación… que lo supera. ¿Quién no ha dicho alguna vez «bueno, mañana lo hago»?
  • Ataque o lucha: nos defendemos de lo que consideramos una amenaza atacando, gritando, pegando un portazo, un puñetazo…Y luego, solemos arrepentirnos, o darnos cuenta que nuestra respuesta ha sido desproporcionada o que podíamos haber actuado de otra forma más «eficiente».

Pero eso amigos míos, ya no asunto de esta vía rápida de la que hemos estado hablando, sino de la vía de evaluación larga, que nos conecta directamente con nuestro córtex prefrontal y que nos ofrece la oportunidad de pensar, de valorar si realmente se trata de una amenaza a nuestra supervivencia y de si podríamos actuar de forma diferente y más eficiente, siendo mejores líderes

Reflexión final

Nuestro cerebro con la información que le llega a través de nuestros sentidos, puede actuar por la vía lenta para asegurarnos la supervivencia con respuestas básicas de placer-dolor (recompensa o amenaza). O si le damos el entorno y tiempo adecuados, puede realizar una evaluación más lenta y con respuestas más apropiadas.

  • ¿Es tu lugar de trabajo un entorno donde se perciben continuamente amenazas?
  • ¿Se generan las suficientes recompensas como para que el sistema de alarma se mantenga tranquilito y se pueda actuar con cabeza, utilizando el neocórtex?
  • ¿Qué puedo hacer yo para mejorar la situación actual?

Espero que te haya sido interesante y útil. Aporta tus comentarios y experiencias al respecto y si lo que consideras oportuno, comparte para que otras personas conozcan más sobre el cerebro y la mente y puedan liderarse mejor a sí mismos y a los demás.

Gracias y Feliz semana,

Eva Luque
Coach de Marca Personal y Trainer en Felicidad
#disfrutoloquehago #yomarcomimarca
www.evaluque.com

2 comentarios en “Recompensas y amenazas. Neuroliderazgo II”

  1. Andrés Abad

    Que buenos artículos sobre el liderazgo has hecho, vamos que los voy a utilizar con mi equipo. Good job Eva!!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio