En busca de la felicidad (III)

Dicen que no hay 2 sin 3 y no quería dejar de incluir en esta serie de entradas del Congreso de la Felicidad , una aportación que me pareció clave, la de Jaume Sanllorente. Jaume compartió con nosotros su experiencia de vida, su cambio de periodista acomodado en Barcelona con una vida más o menos normal, a responsable de “Sonrisas de Bombay” una ONG en la que trabajan para que las personas, sobre todo los niños, tengan una oportunidad en la vida, una oportunidad que el destino les ha privado simplemente por haber nacido donde han nacido, algo que tiene que ver con el lugar donde naces más que con la justicia o con habérselo ganado, algo que podría habernos ocurrido a cualquiera.

Apareció de nuevo en el congreso, la palabra miedo, el miedo como elemento que obstaculiza y no deja avanzar, Jaume confesaba que tiene miedo a tener miedo.

También nos hablaba de la sonrisa, de esa visión que tenemos de la India, de pobres pero felices, sonriendo. Decía que si preguntamos a una mujer si es feliz y posiblemente su marido le ha quemado la cara con ácido, se tiene que prostituir y no tiene para alimentar a sus hijos, te diría que no es feliz pero si preguntamos por qué sonríe, nos responderá que porque no es tan mal educada de no ofrecer una sonrisa porque qué menos puede ofrecer que una sonrisa. Yo añadiría, y qué más puede ofrecer que una sonrisa, si no tiene nada. Y nosotros que podemos dar más, ¿por qué ni siquiera esto somos capaces de dar cuando con un gesto tan simple, sólo por la forma en que funcionan nuestras neuronas espejo, propiciaríamos que todos fuésemos un poquito más felices?.

Otra reflexión interesante: “ Un tanto por ciento muy grande de lo que nos aprisiona son cárceles que nosotros mismos nos hemos construido a nuestro alrededor y somos nosotros mismos quienes verdaderamente podemos abrir el cerrojo, ser libres y darnos a los demás”. Evidentemente para alguien como Jaume Sanllorente, este darse a los demás es la razón de su existencia y lo refleja en su testimonio de vida, en lo que hace día a día. Como dice, en la respiración tomamos aire pero ¿verdad que si cuando inhalamos nos quedamos el aire para nosotros nos morimos?. Una vida sin entrega no es vida. La pregunta es cuánto de este aire nos guardamos para nosotros y nos está asfixiando. La forma de darlo también es importante ¿cómo lo das tú?

Te dejo con Jaume Sanllorente para que lo disfrutes

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