Cuando somos pequeños, nos inculcan ser buenas personas. Esto debería implicar que al hacernos mayores, deberíamos ser cada día mejores personas por aquello del entrenamiento exponencial. Sin embargo, cuando llegamos al mundo de la empresa, del trabajo, parece que cambian las consignas, y «si eres bueno te toman por tonto», «si eres buena persona, no consigues que la gente trabaje». ¿Es esto cierto?.
Una buena persona, por el hecho de ser buena persona no es ni tonta ni fácil de engañar como muchos creen. Se puede ser buena persona y al mismo tiempo sagaz, astuto y capaz. Hoy en día sabemos que es justo lo contrario para ser buen líder, es importante ser buena persona.
Las cualidades del buen líder
Ser un líder no se limita a dar órdenes y a esperar que tus empleados las cumplan como si fueran perros. Ser un líder tiene más que ver con alcanzar las metas comunes y apoyar la relación humana y profesional para conseguir todas estas metas como una unidad.
Euprepio Padula, experto en búsqueda de ejecutivos y a la consultoría estratégica de Recursos Humanos y a liderazgo político y empresarial, cita algunas de estas cualidades. Responsabilidad, flexibilidad, escucha activa, valentía, pasión, inspiración, honestidad, curiosidad, comunicación y la resistencia o resiliencia. Son como los diez mandamientos del liderazgo, y la principal de todas estas virtudes es la pasión. “Ningún jefe podría inspirar si no le apasiona lo que hace”. Padula también destaca ser ejemplar y honesto. Y, sobre todo, buena gente. «No se puede ser un buen líder siendo una mala persona».
Al contrario de la creencia popular, no necesitas pisar a nadie para ponerte por delante. Puedes encontrar formas de ser mejor persona, y con ellas te convertirás en una persona más fuerte y en un líder mucho más efectivo
Ayudar ayuda
Ayudar a los demás de forma consistente, crea positividad y un ambiente de confianza que permite centrarnos en lo importante, en lo que hacemos, cuidando nuestro entorno. Y podemos ayudar de muchas formas.
Honestamente
Palabra clave, honestidad. Una de las cosas que más rechazo nos produce es saber que alguien oculta algo. Saber que alguien intenta parecer una persona que realmente no es. Que dice algo que realmente no es. Que dice una cosa y en realidad piensa y /o hace otra. Ese falseo, produce una incongruencia en nuestro lenguaje no verbal y es detectado por nuestro cerebro, generando recelo y desconfianza. Es este «sí, pero hay algo que…»
Para ser verdaderamente honesto con los demás, es fundamental primero ser honesto con uno mismo. Saber cuáles son tus fortalezas y debilidades como persona y como líder. Saber a dónde quieres ir y a dónde quieres llevar a tu equipo y permitirte como dice Ignacio Fernández, la vulnerabilidad. Mostrarte franca y sinceramente con todas nuestras características funcionales y disfuncionales. Porque lo que oculta la vulnerabilidad es el ego, el primar el rol exterior escondiendo el yo interior. El ego y la soberbia, generan sufrimiento y lucha interna continua. La vulnerabilidad nos permite mostrarnos tal y como somos. La soberbia esconde inseguridad.
Tu equipo no quiere trabajar con alguien que sea perfecto todo el tiempo, quieren trabajar con alguien que sea honesto con ellos y que esté dispuesto a compartir aciertos y aprendizajes, a trabajar para crear un ambiente de plena confianza.
La vulnerabilidad es un recursos del liderazgo.
En resumen …
Ser un buen líder no está reñido con ser una persona, sino al contrario. Cuando eres una persona honesta, que apoya a los demás, que escucha y que respeta, tienes más posibilidades de que las personas de tu entorno sean honestas, te apoyen, escuchen, respeten y ayuden. Un buen líder es que el que muestra el camino para que los demás vean cómo se dan los pasos y se sientan seguros.
Como líder, recuerda siempre ser agradecido con tu equipo, con sus esfuerzos y con esos talentos únicos que presentan cada día.
Es verdad que aun quedan muchos directivos y ejecutivos de ésos conocidos como “agresivos”que lo hacen todo a base de trepar y ponerse por encima de quien sea y de la forma que sea. Pero se trata de como decía Ghandi se tú el cambio que quieres ver en el mundo.
¿Cómo estás en cuanto a estos diez mandamientos del liderazgo que citábamos antes?. Te propongo un ejercicio.
Ponte nota de 1 a 10 en cada uno de ellos. Elige cuál quieres mejorar en primer lugar y haz una lista de 3 acciones que vas a poner en marcha ya para mejorar ese ranking. Pasado un mes, evalúa de nuevo tus objetivos y tu nivel de satisfacción con respecto a la cualidad que buscabas mejorar. Todo gran viaje comienza con un primer paso. ¡Adelante!. Merece la pena.
Eva Luque
Coach de Marca Personal y Trainer en Felicidad en el trabajo
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