Una de las cosas que más eché de menos en mis trabajos anteriores fue el tener una buena comunicación en la que hacer valer mis principios y necesidades y otras, que la otra persona se quedaba insatisfecha con el acuerdo. En gran parte se debía a que la comunicación no era efectiva, no éramos capaces de comunicarnos bien. Me he dado cuenta que además se repite en otros planos de la vida y por eso para mí, es tan importante trabajar este aspecto.
Dos de los mayores fallos a la hora de comunicarnos
Recuerdo un día con mi pareja hace muchos años, en que tuve una discusión por un malentendido. Estaba lloviendo a cántaros y lo llamé para ver si podía recogerme en la estación de tren de Méndez Álvaro. Cuando llegué, esperé un buen rato y no se presentó. Después de media hora, indignada por el abandono sufrido y sin paraguas, bajé la calle para tomar un autobús. (Nota, en esa época aunque parezca mentira aún no se habían inventado los móviles y por más me llamaba a casa, nadie lo cogía). Cuando llegué a la parada, estuve 20 minutos sin que ni autobús ni taxi libre aparecieran por la zona. Empapada y con frío, decidí irme andando los 10 minutos que tenía hasta casa, cuando al poco precisamente mi autobús, me pasó al lado pegándome un buen baño de agua sucia de un charco. Eso era el colmo. ¡Pobre yo, mujer abandonada por la persona que dice que me ama profundamente!. Imaginaos el resto cuando llegué a casa.
Méndez Álvaro es un intercambiador de tren, metro y autobuses de larga distancia. Tiene 3 ó 4 salidas diferentes. Supuse que mi chico me esperaría en la de arriba. Éll tampoco me preguntó. El pobre buscó por todas las salidas, no coincidimos en el momento y pensando que habría cogido un taxi después de más de 45 minutos aguardando, se volvió a casa pensando que allí estaría. Benditos móviles. Gracias señor inventor, por esos momentos en los que realmente son útiles y necesarios.
¿Qué dió lugar al malentendido?. Que olvidamos que la otra persona no tiene porqué leernos la mente y por lo tanto adivinar lo que pensamos y queremos. Muchas veces en las empresas, en las parejas, con los hijos, se generan muchos conflictos precisamente por esto:
- Suponer que la otra persona tiene la misma información y el mismo punto de vista que nosotros. Solución: interesarse sinceramente por la otra parte.
- Dejar difusas tus necesidades y expectativas. Solución: expresar de forma clara cuáles son tus necesidades, qué es lo que tú esperas, cuál sería una buena solución.
¿Cuál es la clave de la comunicación efectiva?
La mayoría de los conflictos que surgen entre los seres humanos es por una falta de comunicación efectiva. Es como en la película no me chilles que no te veo. Uno ciego y otro sordo, cada uno a lo nuestro con nuestros defectos y nuestras necesidades y sin tener en cuenta las del otro. Hasta que no encuentran una forma de colaboración, es una locura.
¿Cómo estás si después de una conversación con tu pareja sientes que no respeta quién eres?, ¿cuántas veces has salido del despacho de un jefe sintiendo que se han pisoteado tus necesidades y principios?. Si te hubiesen escuchado primero y comprendido realmente, probablemente no habrías salido con esas sensaciones porque se habrían encontrado acuerdos de ganar-ganar. Un acuerdo ganar-gnar es, entiendo tus necesidades, e intento adecuarlas a las mías. En muchas de mis sesiones, después de trabajarlo, mi cliente se da cuenta de esta nueva perspectiva que podría haber utilizado, y lo más importante, a base de ejercitarla la convierte en un hábito. ¿Te imaginas poder comunicarte efectivamente y liberarte de una vez por todas de sentirte víctima?
Mi recomendación es que a partir de ahora, cuando tengas que tratar algún tema con tu pareja, con tu jefe, con una persona que trabaja en tu equipo, con tu hijo, con quien sea, valores qué sería un ganar-ganar. Escucha sincera y tranquilamente a la otra persona, comprende sus necesidades y expón las tuyas. Si además, le resumes lo que te ha explicado para garantizar que lo has comprendido bien, verás un cambio importante.
El sexo es comunicación. Es dar placer a otra persona para generar placer en nosotros mismos. (Dalmiro Sáenz)