Cada vez que miento sé que he de enfrentarme en una lucha interna entre lo que realmente pienso, creo o tomo como cierto y lo que estoy diciendo que sé que no es cierto del todo o en parte.
MENTIR A LOS DEMÁS
A nivel fisiológico, he de controlar todos aquellos mecanismos que delatan que estoy mintiendo para ocultar mis sentimientos, tales como apartar la mirada de la persona de la que hablo, tocarme la nariz, tragar saliva, parpadear más rápido, apretar los labios, echarme hacia adelante, tartamudear…
A nivel emocional he de controlar cómo me siento, encontrar una estrategia para no sentirme mal por haber mentido, por ejemplo pensar que en el fondo hay una intención positiva como no preocupar esa persona, conseguir un poco más de tiempo para cambiar las cosas, evitar una injusticia, poder salir airosa de una situación incómoda, imprevista o desagradable. Algunas mentiras son incluso necesarias para no dañar a otras personas o tener un «acercamiento social»
Cuando lo hago de forma esporádica y con una buena razón, o lo que al menos considero una buena razón, la sensación de mentira no suele dejar un mal sabor de boca tan fuerte, aun sabiendo que las mentiras no suelen llevar más que a más y más mentiras para sostener la anterior. Al final me digo, «bueno, no es que me sienta feliz pero una mentirijilla de vez en cuando, no hace daño a nadie», es sostenible. Cuando mentir se convierte en algo habitual, cuando ante cualquier situación difícil, incómoda o no apetecible, salta la mentira, la mentira adquiere un matiz de peligro. Según los expertos, nuestra realidad parece cambiar y empezamos a dar como ciertas las cosas que hemos dicho y que sabemos que son inciertas. Nuestro estado de conciencia y parece no hacer que me sienta tan mal por haber mentido se ha convertido en un hábito. Y digo parece porque en una parte de nosotros, sigue sintiéndose mal por mentir.
MENTIRME A MI
Hasta ahora he hablado de mentir a los demás pero ¿Qué hay de las mentiras que me hago yo?. ¿Qué ocurre cuando voy acumulando mis propias mentiras en las que he de jugar los dos roles?. Por un lado digo la mentira, por otro la recibo y me la creo. ¿Te imaginas cómo debe de funcionar ese mecanismo internamente?. Yo sé que no es cierto, y encima, he de creer que lo es. Hay una parte de nosotros que podemos engañar, podemos argumentarle a la parte más intelectual de nosotros mismos, ¿y qué ocurre con la parte de nosotros que trata los sentimientos?. ¿cómo lleva nuestro cuerpo y nuestra mente eso de que nos mintamos?.
– A nivel físico, las mentiras hacen que nos enfermemos.
– A nivel emocional, supone apartarnos de nuestra esencia de quien realmente somos, de lo que realmente queremos para nuestra vida. Cuando nos mentimos a nosotros mismos, sentimos que en el fondo nos hemos fallado y no estamos permitiéndonos, dándonos permiso para sacar la mariposa que llevamos dentro, para que despliegue sus alas con fuerza y vuele. Cuando se alinea dentro de una persona lo que es, su esencia, sus valores, su misión con lo que hace, el resultado es que no es necesario mentir, porque sabes quién eres y qué quieres para tu vida. Desafiar los modelos que algunas veces se oyen sobre qué es y que no es éxito en la vida, es un gran reto. Lo importante es saber, tener la certeza de qué es realmente éxito PARA TI.
Si eres consciente de que estás enfermo física y/o emocionalmente, tal vez sea el momento de empezar a tener una conversación contigo mismo desde la verdad. El coaching te ayuda precisamente a eso, a descubrir tu verdad, para conocer dónde quieres dirigir tu vida, cuál es para ti el éxito. Busca tu honestidad.
Hay personas a las que les encanta contar su vida, ir actualizandole dia a dia a todos los que conocen lo que han hecho, lo que hacen y lo que harán. Tienen páginas en Internet en las que cuelgan sus vidas y les encanta que otros las vean.(Ya hasta ven raro a quien no lo hace.)
Pues todo eso es una gran mentira. Sólo les muestran el lado que quieren mostrar, que suele ser el que ellos consideran bueno. Se dedican a actuar para poder contar lo que hacen,
y se engañan pensando que lo que hacen les gusta. Realmente lo que les gusta es contar que lo han hecho, no hacerlo.Esta es su mentira. ¿Quién realiza una acción intrépida, arriesgada o temeraria, si no puede contarlo?.
Poca gente actua para su propio deleite, casi todos tienen la intención de contarlo y disfrutar contandolo más de lo que han disfrutado haciendolo y se mienten diciendose que les gusta.
Hacemos cientos de fotos para poder enseñarles a los demas nuestros viajes. Y mientras miramos a la pantalla de la cámara perdemos la intención del viaje, cada foto nos saca del disfrutar profundo de un paisaje o una flor. Pero, ¿Quien se resiste a no fotografiarlo? cómo contaremos despues lo que vimos si no tenemos fotos?.
Pues partiendo de que nuestro comportamiento social es una mentira y a nadie le importa que lo sea, porque está asumido por la mayoría. Nuestro comportamiento antisociál tampoco debería importar si es una mentira o no, así si para no contar lo que he hecho o visto o lo que hago o donde trabajo, miento, pues es igual que cuando otro miente contando lo que ha hecho y lo bien que se lo pasaron y la de cosas que va a hacer.
Porque que más da mentir o no cuando cuentas tu vida o tus vacaciones o tu relación con el mundo que te rodea. A quien le importa a donde fuí de vacaciones ni lo que hice.
Pues como les da igual, cuando te preguntan, da lo mismo responder con una verdad que con una mentira, al fin y al cabo la imagen nuestra que mantenemos ante los demas siempre es una mentira, y nos lleva toda la vida sostenerla, incluso tenemos que modificar nuestra conducta para que se adécue a la mentira que sostenemos. Nos hemos inventado algo que se llama personalidad para que nos sirva de molde para nuestra conducta, cuando la mayor parte de las veces nos encantaría salirnos del molde ese.
Si queremos gritarle a alguien y mandarlo a tomar viento fresco, como tenemos que mantener la imagen que hemos creado de forma artificial con práctica y entrenamiento de que somos personas que nunca pierden la calma, pues no podemos gritarle ni deshacernos de el, por tanto gracias a nuestra mentira implantada en forma de comportamiento pues nos jodemos y tenemos que aguantar a un montón de gente, que si fuesemos tan bordes como el tío borde ese que no nos aguanta lo repipis que somos, pues seriamos más felices porque hace tiempo que nos habríamos librado de ellos. Pero nos envolvemos en un traje de comprensión, nos creamos razonamientos a medida para al final llegar a la conclusión que queremos, que hemos actuado correctamente porque nosotros somos así, de esa forma.
En fin que ya que mentimos y esas mentiras nos traen problemas, porqué no mentir para librarnos de ellos?
Porque seamos sinceros…. y tendremos muy pocos amigos.
A nadie le gusta la sinceridad.
Que te digan que estas gordo, que eres un pesado que sólo hablas de ti, que a mí para que me enseñas las fotos de tu hijo … etc.
A que usuario de facebook le gustaría que le dijeran que es un egomaniaco compulsivo y que si tiene la necesidad de contar a todos lo que hace es porque tiene un gran problema de personalidad que requiere la atención y aprobación de los demás para actuar, y que tiene su autoestima sujeta con hilos tan finos que si alguno de sus supuestos amigos le dijera que no le importa un carajo lo que cuenta en su apartado de memeces, tomariá la decisión más probable de odiar a su actualmente querido amigo por el simple hecho de que le ha tocado su ego. Todos mantienen su facebook para crear una imagen de sí que es mentira y que tienen que defender a posteriori ante cualquiera que lo dude.
¿A que estás diciendo que eso no es así?, pues eso, hay que defender la mentira creada con más mentiras. y las asumimos, y no las cuestionamos. Esas son las buenas mentiras, las que nadie cuestiona, esas son las que mueven el mundo y a los humanos.
Así que por mi parte tomo la mentira y la verdad como una sóla cosa y lo reduzco a lo util.
Lo que sea util en cada momento es lo que es válido, ya sea verdad o mentira, porque al fin y al cabo, ¿Que más da que te mees encima si estas nadando en el oceano?
Hola Paco. Gracias por compartir tu punto de vista.
Bajo el mío, cada ser humano trabajamos con mapas mentales conformados por nuestro educación, nuestra experiencia y una dosis de improvisación según las circunstancias. Lo fantástico y divertido es que cada uno de nosotros tenemos mapas mentales diferentes y, aunque nuestro cerebro necesita la generalización para poder procesar la ingente cantidad de información que recibimos, generalizar en cuanto a los comportamientos de los seres humanos es un ejercicio muy arriesgado. ¿Te consideras una persona sencilla o compleja?. El mapa no es el territorio, lo que pensamos es una representación de lo que llamamos realidad.
En cuanto a lo que puedas decirle a alguien sobre su personalidad, si evalúa que simplemente es tu punto de vista, tu «mapa» de la realidad, eso no debería ser un problema. Como dice el refrán no ofende el que quiere si no el que puede, y el poder y el control para sentirnos ofendidos no reside en quien hace la ofensa, sino en quien quiere aceptarla. Un abrazo
Curioso que en tantos renglones hablando de la mentira tu respuesta se centre en la ofensa. 🙂
Realmente el refrán que citas expresa la idea del atracador conocido y el desconocido, te ofende el conocido (el que tiene una imagen de ti), pero no el desconocido . Esos mapas mentales que dices, son los que hacen que tengamos prejuicios basados en la experiencia nuestra y en la de todos los que han contribuido a nuestra educación. Esa es nuestra gran mentira, el mapa mental, y el pensar que las cosas son según como se miren. El mundo no es un punto de vista ni miles de puntos de vista, el mundo, la realidad, es una e invariable, pero por culpa de nuestra educación y de los vicios que arrastramos de nuestros educadores, padres, y personas a las que admiramos o tememos, cada uno vemos sólo una parte, la que más nos interesa en cada momento. Y esa es la gran mentira que tenemos que defender con uñas y dientes, para que no nos tomen por mentirosos, hipócritas o seres sin personalidad. Tampoco queremos admitir que nadie pueda ver la realidad tal y como es, por el simple hecho de que probablemente no coincidiremos con el en nuestros «puntos de vista»
que al fin y al cabo son ideas aleatorias introducidas por los libros que leemos las charlas que escuchamos y la educación que recibimos y un poquito de filtrado introducido por lo que nllamamos inteligencia, que al final resulta ser tambien un poco más de lo mismo.
Esa idea de que todas las personas son iguales…. es por miedo a admitir que hay gente con mayor capacidad de comprensión que nosotros y que probablemente todas las ideas que tenemos sobre la vida y el sentido que tiene están equivocadas.
El ser humano no duda ante cosas estúpidas como las religiones. Millones de personas son ciegas ante una cosa tan absurda.
Millones de personas siguen a Jesucristo, un personaje que ni siquiera existió, evolución del mito de rá, junto a dionisios y otros cuantos con la misma leyenda.