Cuando le pregunto a mis clientes qué les ha impedido hasta ahora conseguir sus sueños, sus objetivos, en muchas ocasiones me hablan del miedo: el miedo al fracaso, el miedo al qué dirán, el miedo a perder lo que ahora tienen…
El miedo
El miedo es un aliado, no un enemigo. Este sistema de alerta es el propio instinto de supervivencia que nos ha permitido no extinguirnos y sobrevivir en épocas en las que miles de peligros diferentes acechaban: derrumbes, depredadores, ataques de otros grupos de seres humanos… estábamos preparado para la huida, para alertarnos ante los ruidos, para sobrevivir. Nuestro cerebro límbico nos protegía de estos peligros y nos sigue protegiendo hoy en día para actuar con rapidez ante situaciones de verdadera supervivencia.
¿Por qué ese miedo si ya no vivimos en las épocas de las cavernas?
Como dice Daniel Goleman «con demasiada frecuencia nos vemos obligados a afrontar los retos que nos presenta el mundo postmoderno con recursos emocionales adaptados a las necesidades del pleistoceno». Nuestro cerebro no ha cambiado estructuralmente desde esta época. La cosa es que ya no se trata tanto de supervivencia, no vamos a morir por montar una empresa, subirnos a un avión, emprender un proyecto, comprar una casa, hacer una entrevista de trabajo, hablar en público, comenzar una relación o cualquier otro propósito, ¿verdad? aunque este sistema de alerta nos sigue protegiendo. Por lo tanto, piensa que todos tenemos miedo, puede diferir en el a qué lo tenemos pero todos lo padecemos.
Analizando el miedo
Existe miedo tóxico y miedo edificante. El primero nos paraliza, nos envenena, el segundo nos protege. A nuestro cerebro le gusta conocer qué va a ocurrir, y la falta de información nos suele dar ese miedo. Los miedos suelen estar en relación con nuestras creencias, el pensar que podemos equivocarnos o que los demás no nos aceptarán, nos menospreciarán o que no estaremos a la altura de las propias expectativas. Algunas veces tenemos miedo al qué dirán porque cuando éramos pequeños, nuestro modelo de referencia y aprendizaje se construía basándose en las opiniones o feedback que nos daban nuestro entorno, nuestros padres, nuestros profesores… y en función de los resultados obteníamos el amor y la recompensa de esas personas que eran nuestro modelo, o el castigo. Hemos crecido y de forma inconsciente, seguimos utilizando ese modelo de premio/castigo, amor/rechazo. El amor es la ausencia total de miedo. En los años 60 se hizo un experimento con bebés que tenían dos pasarelas para pasar de un lado a otro gateando. Una de ellas era transparente y la otra opaca.
El instinto de la mayoría de los animales incluido el hombre a excepción de los que viven en el agua, es ir hacia la pasarela opaca, ya que el instinto les dice que se caerán por la transparente. Al otro lado de la pasarela transparente, la madre esperaba al bebé con los brazos abiertos. En más de un 70% de los casos, los bebés gateaban por el lado transparente enfrentándose así al miedo innato a caerse. Cuando contamos con un refuerzo positivo de amor, hasta los miedos innatos se pueden superar. Por lo tanto, contar con ese tipo de refuerzo de personas que te ayudan, te apoyan y creen en ti, te puede ser de gran ayuda. La única forma de vencer un miedo es hacerlo, ponerse en marcha. Si no lo hago, no lo conseguiré. Las personas que han conseguido el reto que les daba miedo y han tenido éxito, simplemente lo han hecho y han permitido que ocurriese.
<iframe width=»420″ height=»315″ src=»https://www.youtube.com/embed/9J5yNkqDQCI» frameborder=»0″ allowfullscreen></iframe>
Si me atrevo, puedo conseguirlo, si no me atrevo, tendré que pagar un gran precio: el de no saber qué podría haber ocurrido y el de pensar que no puedo, y a veces ese no puedo te lleva a otros no puedo, no soy capaz, y te va restando capacidades que realmente posees.
¿Qué hago yo entonces para vencer mis miedos?
1. Tomar conciencia. ¿Qué me está pasando?.
2. Pensar y analizar en lugar de quedarme solo con la emoción:
- Pensar en todas esas ocasiones en que he hecho cosas similares, en que me he enfrentado a mis miedos y he conseguido superarlos con éxito. Lo conseguí porque me puse en marcha, porque lo intenté. Ahora que lo tengo, lo anclo, lo meto dentro de mi mente, dentro de mi ser para que me ayude a enfrentarme a mi miedo.
- Me pongo en el peor de los escenarios: qué es lo peor que me podría ocurrir, ¿qué podría hacer entonces?, ¿qué otras opciones tendré?, ¿es realmente tan fatídico, tan negativo?. En la mayoría de las ocasiones, no es tan terrible como de entrada había creído.
3. Buscar apoyos. Personas que crean en mi, que me quieran, que respeten mis sueños y me extiendan sus brazos. 4. Quitarme los miedo cuanto antes, no dejar que crezcan. Atrévete! El no hacer es más costoso que el hacer. Tomar conciencia de todo lo que está suponiendo para mi el no actuar, llegar a pensar que no soy capaz. ¿qué sería capaz de hacer si no tuvieses ese miedo que me paraliza? 5. Disfrútarlo. Celébrarlo y añadirlo a mi mochila de éxitos, a mi memoria, para recurrir a él cuando me enfrente a otros miedos. Si no lo he conseguido, analizar qué ha faltado e intentarlo de nuevo. Somos más capaces de lo que pensamos. Como decía Emily Dickinson: Ignoramos nuestra verdadera estatura hasta que no nos ponemos en pie