Esta es la historia de dos monjes zen, Tanzán y Ekido, que se fueron de viaje y por supuesto como hacen los monjes zen, no llevaban nada consigo, a excepción de las túnicas y las sandalias que tenían puestas, ya que viven con lo que hayan por el camino.
Habían llegado a mitad de camino, cuando vieron que el puente del río que no era muy profundo había sido arrastrado por las lluvias de primavera y no había ni siquiera piedras bien colocadas para caminar. Así que, cruzar el río significa mojarse los pies.
Cada monje se quitó las sandalias, las ató juntas, y las colgó alrededor de su cuello.
No habían entrado del todo en el agua, cuando se oyeron un lamento que provenía de una joven y hermosa mujer con un bello kimono bordado en seda con los colores de un amanecer de primavera calzada con dos hermosas zapatillas de seda de color rosa, bordadas en hilo de oro puro y plata. Llevaba una cesta de tela en la mano, e incluso con el río entre los monjes y la señora, Tanzán y Ekido podían oler el dulce aroma de Falun Nian, pasteles de arroz con dulces y frutas … delicioso, y prácticamente irresistibles.
Los monjes se supone que no se relacionan con las mujeres hermosas, para que no se sientan atraidos por el mundo fuera de la espirtualidad Zen. Hacía mucho tiempo que no habían visto a una mujer hermosa. Y, por supuesto, los monjes seguían una dieta muy sencilla – a base sobre todo de arroz normal y unos pocos vegetales – ni Tanzán ni Ekido habían comido Falun Nian desde que eran niños pequeños.
Así, con la visión de la mujer hermosa y triste joven delante de ellos, y el tentador olor de las tortas de arroz en sus narices, los dos monjes vadearon el río. Cuando llegaron a la orilla opuesta, Ekido con sus sandalias atadas, echó a andar por el camino. Tanzán se detuvo sin embargo, y preguntó a la mujer cuál era el problema. La mujer estaba triste porque tenía que llegar al otro lado del río para entregar el Falun Nian a la casa de su amado. Pero al encontrar el puente arrastrado, no había forma de cruzar sin echar a perder sus vestidos con el barro.
Ekido gruñó con impaciencia, para indicar a Tanzan que debían proseguir su camino. Pero Tanzan sintió compasión por la mujer. Se arrodilló a sus pies y le dijo: «Señora, si yo soy indigno de una carga tan dulce, por favor, subiros a mi espalda y yo os llevaré atravesando el río.»
La mujer subió a la espalda del monje y mientras lo hacía, Ekido vio el pálido y delgado tobillo por encima de los zapatos de lujo. Rápidamente se dio la vuelta, mientras que Tanzán transportaba a la mujer, sin que se mojara. Cuando ella estaba a salvo al otro lado, Tanzán hizo una profunda reverencia y se volvió para irse. La bella mujer le dijo: «Gracias por tu amabilidad. Le ruego acepte estos dos Falun Nian como tributo de mi gratitud.»
Tanzan sonrió, tomó los panes, y se fue a donde Ekido le aguardaba. Le entregó uno de los pasteles a Ekido, y empezó a comer solo, saboreando cada bocado con gran satisfacción. Ekido comió su pastel de arroz también – no se debe desperdiciar la comida – pero sin disfrute, cada bocado le sabía a almidón, como aserrín y mientras caminaba, Ekido vio en su mente el tobillo blanco hermoso de la mujer.
Los monjes caminaron en silencio durante varias horas más. Por último se acercaron al monasterio, donde pasarían la noche, y Ekido no pudo contenerse por más tiempo. Se volvió hacia Tanzan y le preguntó: «¿Por qué llevar a esa mujer hermosa a través del río? Sabes que los monjes no debemos tocar ni siquiera rozar a las mujeres.»
Tanzan miró profundamente a los ojos furiosos de Ekido y le dijo: «Dejé a la mujer hace horas. ¿Tú todavía la sigues cargando?»
REFLEXIÓN
¿Cuántas veces en nuestra vida seguimos cargando con preguntas y recuerdos que son del pasado sin liberarnos para vivir el presente y disfrutar el momento?
¿Cuántas veces te quedas dándole vueltas al debería, tendría que haber, por qué no hice/dije esto o lo otro…?. ¿Acaso podemos cambiar el pasado?. Mientras me ocupo de este pasado, nuevamente dejo de vivir en este presente en el que si estoy atent@, puede ser diferente.
¿Por cuánto vas a seguir cargando con tus pensamientos?